A ver si entendimos bien lo que ha sucedido últimamente, y
de donde viene todo...
Tanto escándalo por chuzadas e interceptaciones, cuando
desde hace más de dos siglos vivimos en un estado policial y represivo contra
las libertades de los pueblos habitantes de este territorio, en especial contra
Nosotros los Proscritos, aquellos que vimos los 90s en todo su esplendor y
sabemos cómo actúa el Estado Colombiano a conveniencia de su negocio
público-secreto.
Lo de Santos y la izquierda se sabía desde hacía mucho, y
que alguien trataría de espiar todo ese entramado tan oscuro y lejano de la vista
del pueblo que por años ha padecido este conflicto tan absurdo, era lo más
lógico, un conflicto propiciado por Los Peores Enemigos de Nuestros Pueblos,
los padres de la usura y la especulación, los mismos que han patrocinado toda
revolución que se ha gestado en nombre de la Independencia y la Libertad en
este continente, así que ya sabemos a qué nos enfrentamos, nada es de
sorprenderse, los falsos positivos están a la orden del día y que lo digan
muchos, ya que por esta época de tanta campaña política salpicada por el gran y
extenso manto de la corrupción al servicio de intereses netamente económicos.
El Estado una vez más, como es su costumbre, busca entre los
Nacionalistas de bien, (ya sabemos que
lo ha hecho antes, y de eso pueden dar testimonio las familias de los militares
secuestrados por el Estado al que defendieron, y ahora ese mismo Estado los
encierra bajo el título de asesinos.), chivos expiatorios a quienes armarle un
verdadero montaje, y así desviar la atención del pueblo, mismo pueblo que ignora
muchos temas, algunos porque quieren y otros porque como dicen popularmente, no
les queda tiempo para andar enterado de esos temas, temas de los cuales debería
estar más enterado, como estar más atento a cómo funciona su país ? y su
gobierno ?, quien lo maneja ?, que pasa con sus impuestos ?, a que tiene derecho ?, etc… temas así, importantes de
verdad, y menos pendiente de la vida del vecino, que a sus ojos tiene una vida
deplorable y poco ejemplar, por consiguiente la suya debe ser una maravilla y todo
un ejemplo a seguir según la moral y
ética Colombiana que nos enseñó desde el colegio el valor de la Lealtad,
transformándonos en pequeños delatores de nuestros primeros amigos, aquellas
primeras personas que nos brindaron su confianza, aquellas almas verdaderamente
inocentes que veían el mundo como un gran y eterno parque de juegos, y la peor
maldad que su mente podía concebir no iba más allá, de comerse una o dos
galletas de más, entrar tarde a la casa, o no hacer las tareas a tiempo, cosas
de niños, a esas pequeñas personas, que
también fuimos nosotros en algún
momento, este Estado secuestrador de tradiciones e historia verdadera, nos
enseñó a delatar, a señalar, nos enseñó el valor que tiene una galleta para un
perro por hacer un truco para el cual fue entrenado,( la única y gran
diferencia es que el perro si conoce el valor de la lealtad. ) este Estado nos
enseñó que importa mucho más el bien propio que el común, y adoctrino muy bien
a nuestros padres con aquella frase de primero yo, segundo yo y tercero...bueno
pues ya sabemos cómo sigue la historia, este Estado tan sincero y veraz, tan
humanitario y altruista, tan consciente de las necesidades de los pueblos que
habitan este territorio, este estado que es la máxima autoridad de la moral y
ética, y eso nos lo dejo ver muy bien a una generación muy olvidada a su suerte
como lo es la nuestra, nuestra generación, aquella de los fantásticos 80s y 90s
en la capital del país, aquella Bogotá de los carros bombas, aquella Bogotá en
la que el M-19 hizo lo que se le dio la gana y este estado tan digno dio
su brazo a torcer contra los que alguna vez declaro supuestamente, y con enérgica voz, Enemigos del Estado ¡
...Somos de aquella Bogotá que sufrió (y que aún sufre) el terrorismo, el
sicariato, el robo, el secuestro, las bombas, las venganzas entre familias de
reconocidos narcotraficantes, algunos amparados por ese mismo Estado que decía combatirlos, y de eso ya tenemos
pruebas infinitas, de aquella simbiosis entre Estado y narcotráfico, entre
Estado y cualquier mafia que se conozca, ya que el Estado Colombiano ha sido
desde hace más de dos siglos una de las mafias más poderosas y bien
constituidas del mundo, a la cual todos a diario le pagamos tributo, por
supuesta protección y tranquilidad, es decir, pagamos el sueldo de sus
esbirros, los cuales a conveniencia nos tratan como personas, o encierran, o
nos ensucian con falsas pruebas, y ellos mismos nos garantizan tranquilidad
hasta el próximo mes de cobro, obviamente dependiendo de cómo les sirvamos mejor
para sus objetivos inmediatos, pueden ser unas elecciones o algo así por el
estilo, y así por los siglos de los siglos, y esto solo el caso de Bogotá, no
quiero entrar en el capítulo del Medellín de esa misma generación, o de Cali y
de lo que se vivió, o se vive aún, por que no decirlo, en esas ciudades, cada
parroquia tiene su propio demonio, y en todo rincón en donde se encuentre un
habitante de este territorio independiente del pueblo que sea, Indígenas,
Afros, Criollos, etc… esta ola de violencia lo ha tocado de una forma o de
otra, de un lado o del otro, y esas son las consecuencias de un Estado ineficaz
e ilegitimo, el cual nos ha utilizado a lo largo de los años para mantener esa
empresa tan lucrativa para ellos, los dueños de esa empresa, y ya sabemos cómo
actúan ellos, hagan lo que hagan siempre tendrán la razón, si no lo creen,
acaso los de mi generación no recuerdan el proceso 8.000 ? y que sucedió con
eso ?... no lo recuerdan ? pues yo sí ¡ y lo que sucedió fue que ¨Fuerzas
Desconocidas¨ asesinaron a Álvaro Gómez Hurtado, y el pueblo una vez más guardo
silencio, tuvo su oportunidad frente al eterno tribunal de la historia para
haberse alzado contra esa mafia llamada Estado Colombiano, y una vez más guardo
silencio, una vez más las balas le recordaron a aquellos que ese mismo Estado
educo, que era preferible delatar y cobrar por hacerlo, y acallar por la fuerza
la voz de la verdad, que guardar lealtad a nuestras propias
convicciones. Una vez más esa mafia logro su cometido, lo lograron hace más de
200 años con aquella farsa de la Independencia y la Soberanía Simón Bolívar y
sus secuaces, y hoy por día, y día a día, vemos como esa nefasta empresa
llamada Estado Colombiano y su régimen, al cual se debió tumbar hace mucho
tiempo, para así evitar perder a un gran Hombre como Álvaro Gómez Hurtado, un
gran hombre que sabía muy bien de cual régimen estaba hablando, porque aquello
que se hereda no se hurta, y su padre Don Laureano Gómez ya nos había advertido
de esa clase de enemigos venidos desde muy lejos, de aquellos enemigos de las
libertades de los pueblos y por consiguiente de su Derecho a la
Auto-determinación, aquellos agitadores revolucionarios venidos desde muy
lejanas tierras para darle vida a un Basilisco que ha venido controlando los
destinos de los que habitamos esta parte del mundo.
Este Estado nos debe mucho, en especial educación y
seguridad, fuimos una generación a la cual un estado olvido y dejo a merced de
grandes males que habitaban desde la profundidad de la selva, hasta la calle
más popular de la capital, por entablar una guerra no contra el narcotráfico,
sino por el control del mismo, y es una guerra que parece más una parodia mal
ensayada, que en realidad un Estado verdadero y efectivo combatiendo un
problema que es uno de los principales generadores de violencia en este
territorio, este Estado nos debe una infancia tranquila y feliz como debería
ser la infancia de todos los niños del mundo, y nos debe una juventud en la
cual ninguno de nosotros debió haber conocido las lágrimas por tanta violencia,
y si en cambio, la verdadera riqueza cultural e histórica de su pueblo, la cual
este Estado le oculta a muchos, en especial a Nosotros los Proscritos, este
Estado nos debe sobre todo y más importante, la Dignidad ¡ esa misma que tantas
veces le ha entregado a otros gobiernos iguales o peores que él, una Dignidad
que muchos de nosotros, en nuestra juventud quisimos recuperar por medios, y
ambientes muy inocentes y románticos en su forma de lucha, éramos muy puros de
mente, cuerpo y espíritu, cuando nuestra juventud abandonada a su suerte por el
Estado, y al ver que jamás se recibió una vez más por parte de ese Estado una
educación sobre nuestra grandeza histórica y cultural, se encontró con ejemplos
históricos lejanos, muy efectivos para
tiempos oscuros y de crisis, y si,... muchos optamos por una vida de eterno
combate en todo sentido, buscando emular a grandes personajes del pasado que
dieron el todo por el todo en defensa de sus tradiciones, de su pueblo, de su
historia, de su cultura, de su sangre y de ciertos valores que este Estado
jamás mostró para con nosotros, vimos la luz en una estrella del pasado, pero
fue un inicio para muchos, una estrella que nos ilumino hacia el conocimiento
de la grandeza cultural e histórica de un pueblo y del valor de las diferentes
culturas y tradiciones en el mundo, nuestra idea en constante evolución pero al
mismo tiempo bajo constante ataque, busco los mecanismos de defensa propios de
una juventud inexperta que quiere cambiar el mundo con buena voluntad, pero aún
no sabía qué clase de mundo es el que nos habían dejado los supuestos
salvadores y libertadores, un mundo donde el papel moneda importa más que la
vida de un hombre, no hay que decir más al respecto, ese es el mundo que nos
heredaron, y este Estado se encargó de adiestrar muy bien a la mayoría para
pensar que solo del Dinero depende su
felicidad y tranquilidad, una juventud creciendo en un mundo así, en una ciudad
como Bogotá, no podía reaccionar de otra forma que con más violencia, frente a
facciones no solo de jóvenes sin ningún objetivo político, sino también contra
aquellas facciones que se convencieron de aquel cuento que ha propiciado esta
guerra fratricida por tantos años, como lo es la ¨Lucha de Clases y la
Combinación de todas las formas de Lucha¨, y no escribiré más aquí sobre ese
tema porque a buen entendedor...
Tuvimos que librar una guerra urbana en la que la telefonía
celular solo era posible en las películas, y el número de emergencia más
cercano, se encontraba en la estación de
policía más cercana, que por los años 90s, no es que estuvieran muy desocupados
y prestos a atender a jóvenes conflictivos,
y menos con recompensa paga por la cabeza de cada uno, batallamos una
guerra urbana en donde las voluntades se conocían en la calle, caminando,
explorando, preguntando, escribiendo a mano, saludando con la mano, y
defendiéndose también con las manos,… no ¨Agregábamos Amigos¨ en la calle,.. en
la calle conocíamos jóvenes que con el pasar del tiempo se transformaban en
nuestros amigos, y en aquella lucha, nosotros mismos los llamamos nuestros
hermanos, y dependiendo de su entrega a esa lucha, Nuestros Camaradas, y
también conocimos otros jóvenes que con solo vernos y ver lo que nuestros
símbolos y estandartes de lucha en
aquella época representaban, sin mediar palabra se transformaron en fieros
opositores y hasta algunos se juraron
nuestros enemigos , muchos de ellos sin medir el alcance de la palabra
enemigo en una ciudad como Bogotá y en un territorio controlado por un Estado
genocida con absolutamente todos los pueblos que conformamos esta colectividad
de voluntades.
En aquella época, la nuestra, en donde se peleó hombro a hombro con muchos y al mismo tiempo con pocos, en donde se conocieron las victorias y las derrotas, en grupo e individualmente, donde se conoció la alegría y la tristeza en un mismo día, y aquellos a quien querías, les decías que les querías de frente, y se lo demostrabas con un saludo, o un abrazo y alguna frase emotiva de verdadera amistad, de esa verdadera que se forjo en la calle, cuando las voluntades salían a conocer a sus amigos y a sus opositores, no teníamos la opción de dar ¨Me gusta¨ cuando esa persona decía, o llevaba a cabo una acción decisiva para esos tiempos tan difíciles, y tampoco teníamos la opción de lanzar indirectas en la calle como se hace a diario a través de la pantalla, porque lo que se decía, se sustentaba en ese campo de batalla, que era esa calle, una calle que se pelearon jóvenes, muy jóvenes, y en la que muchos cayeron, y por alguna extraña razón de la providencia y como siempre, la mayoría, por no decir todos, siempre amigos, hermanos y camaradas nuestros, y de los más cercanos, y una vez más,… este Estado nos dio la espalda cuando reclamamos por nuestros muertos, este Estado, el mismo que se regocija enlodando el nombre de los muertos, de aquellos que ya no se pueden defender, porque así es este Estado, un perfecto ejemplo de cobardía mundial, que paga mercenarios que no protegen ni sirven al pueblo sino a sus jefes, aquellos que firman el cheque oficial, porque el sueldo extraoficial lo pagamos todos los ciudadanos a diario, en retenes, en requisas, en vacunas para poder seguir trabajando, y demás situaciones donde la palabra de aquellos mercenarios del estado sea determinante para nuestra libertad y comodidad para vivir, y donde ellos vean que pueden sacar provecho económico de la difícil situación de la persona a la que juraron proteger y servir,… Y entiéndase bien ¡ no ataco a una institución que debería ser la más querida y admirada por el pueblo, insignia de verdadero sacrificio para brindar protección y servicio a la comunidad, ataco es a los infiltrados en la misma, que han transformado la imagen de un servidor de la seguridad pública, en la de un mercenario que se vende al mejor postor, y si es necesario voltea a mirar para otro lado siempre y cuando tenga el precio indicado en sus bolsillos, no importa que el pueblo este siendo víctima de cualquier abuso o crimen.
En aquella época, la nuestra, en donde se peleó hombro a hombro con muchos y al mismo tiempo con pocos, en donde se conocieron las victorias y las derrotas, en grupo e individualmente, donde se conoció la alegría y la tristeza en un mismo día, y aquellos a quien querías, les decías que les querías de frente, y se lo demostrabas con un saludo, o un abrazo y alguna frase emotiva de verdadera amistad, de esa verdadera que se forjo en la calle, cuando las voluntades salían a conocer a sus amigos y a sus opositores, no teníamos la opción de dar ¨Me gusta¨ cuando esa persona decía, o llevaba a cabo una acción decisiva para esos tiempos tan difíciles, y tampoco teníamos la opción de lanzar indirectas en la calle como se hace a diario a través de la pantalla, porque lo que se decía, se sustentaba en ese campo de batalla, que era esa calle, una calle que se pelearon jóvenes, muy jóvenes, y en la que muchos cayeron, y por alguna extraña razón de la providencia y como siempre, la mayoría, por no decir todos, siempre amigos, hermanos y camaradas nuestros, y de los más cercanos, y una vez más,… este Estado nos dio la espalda cuando reclamamos por nuestros muertos, este Estado, el mismo que se regocija enlodando el nombre de los muertos, de aquellos que ya no se pueden defender, porque así es este Estado, un perfecto ejemplo de cobardía mundial, que paga mercenarios que no protegen ni sirven al pueblo sino a sus jefes, aquellos que firman el cheque oficial, porque el sueldo extraoficial lo pagamos todos los ciudadanos a diario, en retenes, en requisas, en vacunas para poder seguir trabajando, y demás situaciones donde la palabra de aquellos mercenarios del estado sea determinante para nuestra libertad y comodidad para vivir, y donde ellos vean que pueden sacar provecho económico de la difícil situación de la persona a la que juraron proteger y servir,… Y entiéndase bien ¡ no ataco a una institución que debería ser la más querida y admirada por el pueblo, insignia de verdadero sacrificio para brindar protección y servicio a la comunidad, ataco es a los infiltrados en la misma, que han transformado la imagen de un servidor de la seguridad pública, en la de un mercenario que se vende al mejor postor, y si es necesario voltea a mirar para otro lado siempre y cuando tenga el precio indicado en sus bolsillos, no importa que el pueblo este siendo víctima de cualquier abuso o crimen.
Ese estado y sus matones contratados, nos deben tantos años
de Dignidad en todo sentido, a quienes como jóvenes luchamos en unas calles
abandonadas por el mismo, en las que
pusimos a prueba nuestra voluntad de cambio y nuestro deseo por un verdadero
cambio, arriesgamos la vida, y olvidamos a nuestra familias muchas veces, y por
muchos , muchos años, familias que sufrieron de lejos y de cerca la angustia de
ver a sus hijos salir de su hogar y
muchas veces esperarlos durante días y días, en los que las rejas de este
estado y los hospitales se transformaron en un segundo hogar para aquellos
jóvenes durante esa época por manifestar nuestro deseo de cambio, gritamos
y peleamos por ser escuchados, el Estado no nos dejó muchas opciones más que
resistir la violencia contra nosotros, aquellos que nos declarabamos seguidores de
la tradición, el nacionalismo y el orden,... que
con más violencia, y el resultado de todo ello, ya lo conocemos hoy en
día, y son resultados irreversibles y muy dolorosos, porque si bien teníamos
mucha, y muy buena voluntad, la experiencia nos era escasa y por lo tanto los
errores a lo largo de ese caminar, por los caminos de la violencia, fueron
muchos y muy graves, por fortuna e inteligencia supimos batallar con gallardía
y jamás le quitamos la vida a ningún joven que por motivos diferentes nos
plantó cara en aquel campo de batalla, siempre dimos un trato justo a los
opositores rendidos y por ello tenemos la conciencia tranquila y las manos
limpias, de todo se aprende y lo
aprendimos de formas muy dolorosas, la guerra externa finalmente termino
tocando a todos, tanto en el campo como en las ciudades, en mayor o en menor
escala de sangre, finalmente nos terminó enfrentando a todos, y si bien
sabíamos el momento en que entrábamos a hacer parte de esa guerra, no sabíamos
cuándo ni de qué forma terminaría, pero la guerra sea cual sea, es eso, gritos de júbilo y emoción por dar la
lucha por la nación imaginada, y luego lágrimas, unas veces de felicidad y
muchas, pero muchas veces de tristeza y un eterno reflexionar sobre todo lo
hecho en nombre de algo, solo los que vivieron épocas como esas podrán entender
de los profundos conflictos internos a los cuales se enfrentan los hombres que
toman decisiones que de una forma u otra afectan a alguien más, que por cuestiones de cultura,
lengua, suelo y sangre es también hijo de una tradición, que puede ser propia,
y eso lo hace nuestro hermano, un hermano que tal vez este luchando por
intereses equivocados porque nunca tuvo alguien que le contara la verdad a tiempo, un hermano al que olvidamos traer
de la forma correcta a nuestro lado, y por cuestiones puramente históricas,
terminamos enfrentados una vez más los unos con los otros, por las mentiras de
los de siempre, a todos esos hermanos extraviados y confundidos en su andar, y
a todos esos otros que aunque no son hermanos en cultura e historia, pero a
quienes también se les reconoce su valía a lo largo de una lucha de años
difíciles, en una ciudad difícil y se vieron dañados por alguna de nuestras
acciones,… Mis más sinceras disculpas, de mi parte y de parte de aquellos
hombres serios de mi generación, de aquellos que con voluntad se conocieron en
el campo de batalla, como caballeros, y pasados los años, haciendo el balance
de una victoria que alcanzamos, por haber logrado el reconocimiento de una
juventud olvidada con ideas peligrosas para un Estado enfermo de avaricia y
mentira como lo es este, y el reconocimiento de viejas juventudes arraigadas en
ideas contrarias a nuestros principios, que con mucho ahínco pelearon por
mantener una hegemonía que habían sustentado durante años, no solo en las
calles sino en universidades y colegios, tanto públicos como privados, pero que
para sorpresa de muchos, unos pocos hicimos la diferencia y labramos un terreno
para cultivar frutos propios, con nombre propio y a nuestro estilo, con nuestra
verdadera historia a cuestas, no con la que nos quisieron educar los agentes
del Estado, esa guerra la ganamos con honores, porque no era una guerra de
exterminio, ni de aniquilación, fue una guerra en tiempos de resistencia mas no
de expansión, fue una guerra injusta en muchas ocasiones en las que en número
siempre fuimos menos, fue una guerra por el reconocimiento, por salir de la
clandestinidad a la que durante muchos años nos había condenado este Estado,
una guerra, en la que solo los mejores hombres, aquellos que aprendimos el
valor de la palabra guerra y el valor de la constancia, llegamos hasta el final
de ella, recordando a los que cayeron con profundo respeto por su entrega, enlazando lo bueno del pasado, con nuestro
presente para mejorar nuestro futuro.
Un futuro que este Estado nos ha negado desde hace mucho
tiempo...un futuro que en esta etapa en la que muchos miramos atrás y vemos
como fueron las cosas, vemos las cargas innecesarias de un inicio, pero
sentimos el regocijo de saber que hemos aprendido, que a falta de verdadera
educación por parte de un Estado al que le conviene mantener al pueblo en la
ignorancia, encontramos por el camino maestros de una academia de la que
aprendimos mucho, y que fue y sigue siendo un muy buen ejemplo para corregir el
rumbo de una nación cuando es nación en realidad, y si no es así, solo miremos
las reacciones de la vieja Europa en estos tiempos, aquella que muchos dijeron
que jamás volvería a mirar hacia el nacionalismo de los pueblos libres, cada
patria con su propio gobierno, como debe ser y no un gobierno mundial de
ocupación como hasta ahora.
Aprendimos de nuestros errores y de la mejor academia, pero
como siempre, se debe dejar la academia y fundar nuestra propia empresa, con lo
aprendido, desprendiéndonos con donaire de fetiches innecesarios, posturas poco
efectivas y de etiquetas anacrónicas,
así muchos nostálgicos queden rezagados por el camino, ya la historia decidirá
qué hacer con ellos,…por ello somos mejores ahora, porque somos auténticos, y damos gracias por haber
transitado por la senda de un Nacionalismo que aunque extranjero, nos enseñó a
amar lo propio y a prepararnos para luchar por lo propio, cuando nos vimos
abandonados como jóvenes en un territorio en guerra constante, tanto en campos
como en ciudades. Ahora en estos tiempos, siendo mejores personas, podemos
decir sin sentir miedo alguno que tenemos historia propia, cultura propia y que la vamos a recuperar para el bien de
nuestro pueblo, y el de todos los demás pueblos que habitan bajo el mismo
cielo en este pequeño, pero gran conjunto de voluntades que viven y conviven en
esta parte de Hispanoamérica.
La voluntad de nuestro pueblo, y sobre todo la Historia,
Nuestra Historia ¡nos juzgara más adelante, y sabrá con justicia premiarnos con
más trabajo, por y para nuestro pueblo, o declararnos simplemente inexistentes
en la misma.
El Estado Colombiano les debe la dignidad y el
reconocimiento a todos los pueblos libres de este territorio y más de 200 años
de disculpas por tan alta traición a la cultura, la sangre, la historia y la
identidad.
Pero no es momento de esperar peras del olmo, si queremos
recuperar la Dignidad que nos deben desde hace más de 200 años, los que han llegado hasta este punto de la
lectura sabrán reconocer el camino, un camino propio, actual, lejos de toda
crítica y sobre todo y más importante, completamente nuestro, así como la
Dignidad que nos pertenece, y el lugar que nos merecemos bajo el sol ante la
historia como pueblo.
VERITAS ANTE OMNIA.
Diego A. Proscrito.
kentaurdosmedias@gmail.com
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