CARTA DE UN VOLUNTARIO SIN NOMBRE A UNA MADRE ÚNICA
¡Hola Madre amada! ¿Cómo estás? Espero muy pero muy bien… aunque
sé que desde hace ya un tiempo no duermes tranquila entre otras cosas del día a
día, pero precisamente por eso te escribo esta carta Madre mía, quiero decirte
que no te preocupes, criaste a un hijo que tú y solo tú conoces en realidad,
solo tú sabes de lo que es capaz tu hijo, solo tú has conocido su espíritu a
fondo y sabes bien el por qué está aquí en las trincheras, no te preocupes
Madre, he sobrevivido ya a varias incursiones tras las líneas enemigas en otras
ocasiones en nuestra tierra y en otros
países, y bien lo sabes, has sido la única y la primera en conocer la verdad
tras todas las aventuras de tu hijo, tu ejemplo de haber salido adelante sola en
aquella tierra en la que nos tocó nacer y crecer ha sido más que suficiente
para mí, tu determinación de salir adelante en medio de la adversidad ha sido
mi mayor inspiración, me enseñaste bien, sobre todo aquel peligroso arte de
tratar con multitudes y personalidades complicadas, me enseñaste los idiomas
que me han abierto puertas y han extendido puentes a mis pies, me enseñaste a
expresarme de la manera correcta en cada situación, a mantener la calma aun en
momentos de angustia, peligro y pobreza, siempre supiste que decir en los
momentos difíciles, y jamás te vi derrumbarte ante nadie, siempre estoica,
desde el alba hasta el ocaso, así te vi siempre, tú fuiste mi mejor y única
escuela, el verte a lo largo de los años siempre a diario con un libro en la
mano, ha sido la mejor forma de educarme sin decirme nada, sin imponerme nunca
nada, el saber que siempre has sido una mujer de fe y espiritualmente entregada
a tus creencias no importa el lugar ni la hora, es para mí profundamente
inspirador, aunque tengamos creencias distintas, puedo afirmar como el gran
emperador Marco Aurelio diría en sus meditaciones que “De mi Madre aprendí el
respeto a los Dioses” , tú has sido mi mejor ejemplo en todo sentido, así que
no debes preocuparte Madre mía, aprendí lo mejor de la mejor. Recuerda también que mi entrenamiento a lo largo de los años para este tipo de misiones ha sido intenso y a consciencia, así como me enseñaste.
Te cuento por otra parte que, aunque la prensa
internacional se empeñe en no mostrar la realidad de lo que sucede aquí, tarde
que temprano se lo haremos saber al mundo con nuestras acciones, he sido bien
recibido, he conocido nuevos hermanos en las trincheras, me han tratado de una
manera muy especial, y se bien por qué lo hacen, yo también trataría así a
cualquiera que viniera a ayudarme en una guerra, y más si es de otra parte muy
lejana del mundo, dejando todo lo amado atrás, y sin garantía alguna de volver
para ese reencuentro tan anhelado, mis nuevos hermanos se empeñan en protegerme
más de lo que deberían créeme Madre , así que no debes angustiarte demasiado,
estoy bien rodeado, tus oraciones siempre surgen efecto, o como diría un viejo
maestro “Cuando estás haciendo el trabajo correcto amigos desconocidos vienen
en tu ayuda.”
Los bombardeos han sido intensos, y los asedios
y hostigamientos no paran, pero no hemos retrocedido, todo lo contrario, hemos
avanzado, y cuando no hemos logrado avanzar, hemos logrado mantener la posición,
con algunos heridos como es lo habitual, pero sin bajas en mi unidad
afortunadamente, y por ahora eso es todo lo que importa, las muertes reportadas
en la prensa pertenecen a otras unidades, de nuestro bando sí, pero a otras
unidades, son bajas que duelen, pero esto es la guerra y debemos mantenernos
firmes en todo sentido, así como me enseñaste.
Aún recuerdo y extraño esos momentos a tu lado,
con mi hijo y nuestra mascota, conocí tantas veces la felicidad a través de
ustedes…extraño esos momentos en familia, así como aquellos almuerzos
“tradicionales” como diría tu nieto, extraño el tenerlos cerca, poder
abrazarlos y decirles que los amo. Espero poder volver a hacerlo pronto… de
prolongarse mi estadía aquí, quisiera pedirte un favor, cuídalo mientras estoy
aquí en las trincheras, habla con él y enséñale, así como me enseñaste a mí, protégelo,
así como me protegiste y sobre todo cuéntale quien en realidad es su padre y
por qué hace lo que hace, solo tú me conoces en realidad Madre mía.
Por otra parte también quiero contarte que todo
este panorama es muy distinto a lo que me imaginaba, ya había estado en otros
conflictos, pero el universo no se detiene y cada guerra es única en todo, y
está en especial me ha permitido ver mucho mejor aquellas luces y sombras que
tiene el ser humano en su interior, razón tenía el filósofo cuando aseguraba
que “Hermosa es la guerra para el que no la conoce”, hoy más que nunca veo que
eso es cierto, por momentos hasta yo mismo pierdo todo rastro de decencia y
humanidad al momento del combate, pero de no ser así, sería imposible estar
escribiéndote esta carta, el enemigo es implacable y así mismo debemos
comportarnos, la compasión y el exceso de confianza podrían alejarme de aquel
reencuentro contigo y mi hijo, y eso es lo único en lo que pienso todos los
días, en la vuelta al hogar.
Para finalizar Madre, quiero que sepas que
suceda lo que suceda puedes sentirte profundamente orgullosa de tu hijo, aquí
soy un héroe, o por lo menos eso es lo que dicen quienes me recibieron, aquí
también estoy en familia, con mis hermanos, con mis verdaderos hermanos. No
importa lo que pase Madre, si vuelvo, tendré una gran historia que contarte, si
por alguna razón no retorno, cuéntala tu por mí, cuéntasela a tu nieto y al
mundo, que se enteren que no hay amor más grande que el de una madre por su
hijo, y sobre todo el de una Madre como tú.
Me despido con el intenso deseo siempre en mi
mente y mi corazón de volver, de no hacerlo ya nos volveremos a ver en la
siguiente vida, aquel cordón dorado que nos une es irrompible y ni el tiempo ni
el espacio o la misma muerte pueden separar a una madre de su hijo o a un hijo
de su Madre.
Por siempre
tuyo… Tu hijo amado.
EL PROSCRITO.