martes, 13 de noviembre de 2018

Proscritos....en un mundo paralelo II.


VI
Tras haberse alejado de la vieja cabaña de madera, hombre, perro y gato  se adentraron en el bosque, una reja escondida entre los pinos era su paso secreto al camino invisible que él había trazado tantas veces en su memoria aquellas primeras noches en las que se ocultó en aquel refugio inexpugnable, era temprano en la mañana, serian ya las 8:00, apenas llevaba unos pocos kilómetros de viaje a través de un mar de árboles que se extendía hasta donde daba la vista en aquella montaña y decidió hacer una parada y revisar todo, lo primero que tomo fue su brújula, se puso de espaldas al sol y ubico el oriente para estar seguro de su funcionamiento, seguidamente reviso la munición de su arma y su cuchillo entre otras herramientas, tomo su cantimplora y bebió un largo trago de agua para luego ofrecerles lo mismo a sus dos fieles acompañantes, pensaba en que hacer primero,…¿debería ir a la ciudad y hablar con los informantes personalmente para ultimar detalles?  O ¿debería deshacerse de ciertos obstáculos con nombre propio? La cabeza le daba vueltas y la indecisión se hacía presente… ¿Qué hacer?  Miró al cielo como quien espera una respuesta, y allí en el cielo se presentó una señal, nueve pájaros volando rumbo al norte, de inmediato, en su mente apareció la respuesta, debía consultar a sus guías y entrar en contacto con ellos para una última visión, un último viaje al mundo de Dioses y espíritus de la magia antigua la cual solo conocía aquella vieja bruja que vivía en una cueva entre las montañas verdes…hacia al norte.

VII
Fijó el rumbo y echó a andar con un único objetivo, no parar hasta llegar a la montaña en donde habitaba su antigua maestra, consejera y protectora, que  tiempos atrás cuando era más joven, y  perseguido y no contaba con la ayuda de nadie, ella lo había encontrado solo y desamparado, lo había socorrido, ayudado, entrenado y educado en artes y ciencias que comúnmente no se ven en las academias, le enseño los secretos de las plantas y las piedras, el lenguaje de los animales y los elementos, como ver el alma humana y descifrar sus pasiones, la adivinación a través de los símbolos mágicos, la preparación de medicinas y compuestos, el poder de la meditación y la observación, conjuros y hechizos, el poder de la palabra para dominar las voluntades y las palabras y sonidos mágicos para alterar la percepción de la realidad y hacer que fuerzas eternas le fuesen favorables y un sinfín de secretos que solo él y ella conocían y comprendían, eran mínimo unas cuatro horas de marcha a paso constante, y en eso del caminar el comandante era todo un experto, de hecho no recordaba otra cosa que lo hiciera más feliz que el caminar y más si era en buena compañía como la que en ese momento tenía, el camino se mostraba solo entre los pinos y demás árboles, los sonidos propios del bosque le daban claridad para pensar e ir ordenando su mente, a cada paso que daba surgían nuevos interrogantes, nuevas ideas y también nuevas preocupaciones, pero sobre todo una cosa: Cumplir con la misión encomendada por aquellos que estaban muy por encima de cualquier hombre en la tierra. Apuró el paso y siguió adelante, ajustó su sombrero y mochila, sujetó fuertemente el arma entre sus manos, siempre lista para cualquier imprevisto y avanzó entre la espesura del bosque como la niebla cuando cae la noche.

VIII
Al llegar a un cruce secreto de caminos observó unas huellas que no eran comunes en esa área, de inmediato pensó, debe ser un felino, pero de un tamaño considerable por lo que indicaban las marcas, unos metros más adelante, el perro olfateó y ladro tres veces bastante inquieto, de inmediato con voz enérgica el comandante le hizo callar ordenándole silencio, el can obedeció pero seguía dando vueltas y observando a todas partes, el gato por su parte había trepado en la mochila y totalmente erizado bufo amenazante como preparándose para una batalla, tranquilos dijo, solo hagan silencio repitió, miró cuidadosamente a su alrededor, borró las huellas con sus pies y decidió seguir caminando, el perro seguía muy alerta y el gato no había querido descender de la mochila después de lo ocurrido, serian ya las 11 de la mañana, ya llevaban tres horas de caminata secreta y solitaria por las montañas, sin señal alguna de otro ser humano en esos parajes, de un momento a otro su estómago le recordó que no había comido bien esa mañana y decidió hacer una pausa para desayunar, busco un claro del bosque, se apartó de su mochila y su arma y allí se sentó con sus dos amigos a comer, les sirvió a cada uno su respectiva merienda y agua y el hizo lo propio, comía pan con mermelada y carne seca y salada que el mismo había preparado, tomaba agua y miraba hacia la copa de los arboles cuyas ramas parecían bailar armónicamente por los vientos que las mecían, por un instante se sintió en paz y decidió tumbarse de espaldas a descansar un poco y disfrutar de ese momento,… el cual solo fue un momento, ya que cuando empezaba a sentirse seguro y a gusto, un sonido inconfundible y amenazante sorprendió a los tres caminantes desde lo alto de una rama en un árbol, un fiero rugido los había hecho alzar la mirada y ver allí a escasos tres metros de ellos a un imponente puma de las montañas observándolos desde una posición elevada, su instinto fue el de lanzarse a tomar el arma apostada contra la mochila en el suelo, pero demasiado tarde, todo ocurrió en un segundo, el felino ya se abalanzaba sobre él y no alcanzaba a tomar su arma fiel compañera de defensa en ocasiones anteriores, el impacto fue violento, tanto para el puma como para el comandante que sintió que había sido arrollado por una fuerza terrible que por un segundo lo dejo sin sentido, ambos rodaron por el suelo rápidamente, el puma se incorporó velozmente con agilidad temible, mientras el sacudía su cabeza aún en el suelo sin poder dar crédito a lo sucedido, cuando reacciono sintió de nuevo el embate del enorme gato contra el clavando sus garras y dientes en su brazos, no podía pensar solo actuar, se defendía como podía contra una fuerza muy superior a él, cuando de repente, escucho los ladridos de su leal amigo muy cerca quien se lanzaba al combate contra el enorme puma quitándoselo de encima, cuando el perro logró darle un respiro, de inmediato y arrastrándose como pudo llegó hasta donde estaba el arma, el gato se había puesto a resguardo sobre el mismo árbol del cual había saltado el puma y lanzaba maullidos fieros, cuando pudo tomar el arma volteo para apuntar, pero le era imposible darle al felino sin lastimar a su fiel salvador los cuales estaban enzarzados en una pelea a muerte bastante dispareja, como única opción disparó al aire y cuando el ruido espantó unos metros al puma apuntó de nuevo y disparó contra el animal el cual cayo unos metros atrás, inmediatamente se puso de pie para asegurarse que su atacante estuviese muerto, se acercó y vio que el puma intentaba pararse sin dudarlo disparó dos veces a la cabeza del animal que cayó muerto al instante, respiró tranquilo y se dejó caer al suelo, pero su preocupación apenas había empezado, su perro, su salvador y amigo yacía en el suelo en un charco de sangre y agonía con los ojos temblorosos y cristalinos, corrió a su lado y lo tomó en sus brazos, observó sus heridas y de inmediato sus lágrimas empezaron a correr por sus mejillas y un repetitivo –No amigo ahora no, no te vayas!  Con voz temblorosa y un tanto llena de rabia que se apoderaba de él, lo abrazó y dijo, gracias mi hermano, gracias mi amigo, se quitó su chaqueta y lo envolvió, tomo de nuevo su mochila levantó a su amigo en brazos y mentalmente repetía… “No morirás aquí amigo, no aquí”, y de nuevo y sin pensarlo, sin revisar sus propias heridas, reanudó la marcha esta vez casi corriendo, el gato descendió rápidamente y los siguió como un ninja, en silencio y muy de cerca, atento ante cualquier nuevo peligro.

IX
Sus pies tropezaban en su desesperada carrera por salvarle la vida a su amigo de cuatro patas, ramas, piedras y arboles parecían interponerse a cada paso que daba, se detenía por momentos y con ropa interior vendaba como podía las mortales heridas de su compañero para que no se desangrara, lo tomaba nuevamente en sus brazos y reanudaba la carrera contra la muerte, sabía que si llegaba a tiempo a la cueva de su antigua protectora, tal vez ella podría salvarle la vida a su amigo y de paso ayudarlo a él con sus heridas ya que por el éxtasis del momento no había reparado en que también eran graves y necesitaban pronta atención, sus pies se hacían pesados, su respiración agitada y su cabeza dando vueltas, tropezaba constantemente, pero aún así no dejaba a su amigo tirado, lo miraba y le decía, No cierres los ojos muchacho ya falta poco, ya estamos cerca, la mirada del can parecía cada vez más una despedida que ninguno de los dos quería, habían sido muchos años de aventuras juntos, desde cachorro cuando llego a sus manos una tarde que lo encontró a la orilla de un rio solo, aullando y decidió adoptarlo, desde ese día eran inseparables y no cabía en su mente un final tan trágico para esa relación de amistad y cariño mutuo de tantos años, cada tanto elevaba la mirada al cielo y pedía a los Dioses y al universo solo un poco más de fuerza para él y su amigo, solo un poco más, eso era todo, solo un poco más de fuerza para empezar el ascenso a la montaña que ya se veía a lo lejos entre los árboles....(Continuara.)

Diego A. Proscrito.

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