VI
Tras haberse alejado de la vieja cabaña de
madera, hombre, perro y gato se
adentraron en el bosque, una reja escondida entre los pinos era su paso secreto
al camino invisible que él había trazado tantas veces en su memoria aquellas
primeras noches en las que se ocultó en aquel refugio inexpugnable, era
temprano en la mañana, serian ya las 8:00, apenas llevaba unos pocos kilómetros
de viaje a través de un mar de árboles que se extendía hasta donde daba la
vista en aquella montaña y decidió hacer una parada y revisar todo, lo primero
que tomo fue su brújula, se puso de espaldas al sol y ubico el oriente para
estar seguro de su funcionamiento, seguidamente reviso la munición de su arma y
su cuchillo entre otras herramientas, tomo su cantimplora y bebió un largo trago
de agua para luego ofrecerles lo mismo a sus dos fieles acompañantes, pensaba
en que hacer primero,…¿debería ir a la ciudad y hablar con los informantes
personalmente para ultimar detalles? O
¿debería deshacerse de ciertos obstáculos con nombre propio? La cabeza le daba
vueltas y la indecisión se hacía presente… ¿Qué hacer? Miró al cielo como quien espera una
respuesta, y allí en el cielo se presentó una señal, nueve pájaros volando
rumbo al norte, de inmediato, en su mente apareció la respuesta, debía
consultar a sus guías y entrar en contacto con ellos para una última visión,
un último viaje al mundo de Dioses y espíritus de la magia antigua la cual solo
conocía aquella vieja bruja que vivía en una cueva entre las montañas
verdes…hacia al norte.
VII
Fijó el rumbo y echó a andar con un único
objetivo, no parar hasta llegar a la montaña en donde habitaba su antigua
maestra, consejera y protectora, que tiempos atrás cuando era más joven, y perseguido y no contaba con la ayuda de nadie, ella lo había encontrado solo y
desamparado, lo había socorrido, ayudado, entrenado y educado en artes y
ciencias que comúnmente no se ven en las academias, le enseño los secretos de
las plantas y las piedras, el lenguaje de los animales y los elementos, como
ver el alma humana y descifrar sus pasiones, la adivinación a través de los
símbolos mágicos, la preparación de medicinas y compuestos, el poder de la
meditación y la observación, conjuros y hechizos, el poder de la palabra para
dominar las voluntades y las palabras y sonidos mágicos para alterar la
percepción de la realidad y hacer que fuerzas eternas le fuesen favorables y un
sinfín de secretos que solo él y ella conocían y comprendían, eran mínimo unas
cuatro horas de marcha a paso constante, y en eso del caminar el comandante era
todo un experto, de hecho no recordaba otra cosa que lo hiciera más feliz que
el caminar y más si era en buena compañía como la que en ese momento tenía, el
camino se mostraba solo entre los pinos y demás árboles, los sonidos propios
del bosque le daban claridad para pensar e ir ordenando su mente, a cada paso
que daba surgían nuevos interrogantes, nuevas ideas y también nuevas
preocupaciones, pero sobre todo una cosa: Cumplir con la misión encomendada por
aquellos que estaban muy por encima de cualquier hombre en la tierra. Apuró el
paso y siguió adelante, ajustó su sombrero y mochila, sujetó fuertemente el
arma entre sus manos, siempre lista para cualquier imprevisto y avanzó entre la
espesura del bosque como la niebla cuando cae la noche.
VIII
Al llegar a un cruce secreto de caminos
observó unas huellas que no eran comunes en esa área, de inmediato pensó, debe
ser un felino, pero de un tamaño considerable por lo que indicaban las marcas,
unos metros más adelante, el perro olfateó y ladro tres veces bastante
inquieto, de inmediato con voz enérgica el comandante le hizo callar
ordenándole silencio, el can obedeció pero seguía dando vueltas y observando a
todas partes, el gato por su parte había trepado en la mochila y totalmente
erizado bufo amenazante como preparándose para una batalla, tranquilos dijo,
solo hagan silencio repitió, miró cuidadosamente a su alrededor, borró las
huellas con sus pies y decidió seguir caminando, el perro seguía muy alerta y
el gato no había querido descender de la mochila después de lo ocurrido, serian
ya las 11 de la mañana, ya llevaban tres horas de caminata secreta y solitaria
por las montañas, sin señal alguna de otro ser humano en esos parajes, de un
momento a otro su estómago le recordó que no había comido bien esa mañana y
decidió hacer una pausa para desayunar, busco un claro del bosque, se apartó de
su mochila y su arma y allí se sentó con sus dos amigos a comer, les sirvió a
cada uno su respectiva merienda y agua y el hizo lo propio, comía pan con mermelada
y carne seca y salada que el mismo había preparado, tomaba agua y miraba hacia
la copa de los arboles cuyas ramas parecían bailar armónicamente por los
vientos que las mecían, por un instante se sintió en paz y decidió tumbarse de
espaldas a descansar un poco y disfrutar de ese momento,… el cual solo fue un
momento, ya que cuando empezaba a sentirse seguro y a gusto, un sonido
inconfundible y amenazante sorprendió a los tres caminantes desde lo alto de
una rama en un árbol, un fiero rugido los había hecho alzar la mirada y ver
allí a escasos tres metros de ellos a un imponente puma de las montañas
observándolos desde una posición elevada, su instinto fue el de lanzarse a
tomar el arma apostada contra la mochila en el suelo, pero demasiado tarde, todo
ocurrió en un segundo, el felino ya se abalanzaba sobre él y no alcanzaba a
tomar su arma fiel compañera de defensa en ocasiones anteriores, el impacto fue
violento, tanto para el puma como para el comandante que sintió que había sido
arrollado por una fuerza terrible que por un segundo lo dejo sin sentido, ambos
rodaron por el suelo rápidamente, el puma se incorporó velozmente con agilidad
temible, mientras el sacudía su cabeza aún en el suelo sin poder dar
crédito a lo sucedido, cuando reacciono sintió de nuevo el embate del enorme
gato contra el clavando sus garras y dientes en su brazos, no podía pensar solo
actuar, se defendía como podía contra una fuerza muy superior a él, cuando de
repente, escucho los ladridos de su leal amigo muy cerca quien se lanzaba al
combate contra el enorme puma quitándoselo de encima, cuando el perro logró darle un respiro, de inmediato y arrastrándose como pudo llegó hasta donde
estaba el arma, el gato se había puesto a resguardo sobre el mismo árbol del
cual había saltado el puma y lanzaba maullidos fieros, cuando pudo tomar el arma volteo
para apuntar, pero le era imposible darle al felino sin lastimar a su fiel
salvador los cuales estaban enzarzados en una pelea a muerte bastante
dispareja, como única opción disparó al aire y cuando el ruido espantó unos
metros al puma apuntó de nuevo y disparó contra el animal el cual cayo unos
metros atrás, inmediatamente se puso de pie para asegurarse que su atacante
estuviese muerto, se acercó y vio que el puma intentaba pararse sin dudarlo
disparó dos veces a la cabeza del animal que cayó muerto al instante, respiró tranquilo y se dejó caer al suelo, pero su preocupación apenas había empezado,
su perro, su salvador y amigo yacía en el suelo en un charco de sangre y agonía
con los ojos temblorosos y cristalinos, corrió a su lado y lo tomó en sus
brazos, observó sus heridas y de inmediato sus lágrimas empezaron a correr por
sus mejillas y un repetitivo –No amigo ahora no, no te vayas! Con voz temblorosa y un tanto llena de rabia que se apoderaba de él, lo abrazó y dijo, gracias mi hermano, gracias mi amigo, se
quitó su chaqueta y lo envolvió, tomo de nuevo su mochila levantó a su amigo en
brazos y mentalmente repetía… “No morirás aquí amigo, no aquí”, y de nuevo y
sin pensarlo, sin revisar sus propias heridas, reanudó la marcha esta vez casi
corriendo, el gato descendió rápidamente y los siguió como un ninja, en
silencio y muy de cerca, atento ante cualquier nuevo peligro.
IX
Sus pies tropezaban en su desesperada
carrera por salvarle la vida a su amigo de cuatro patas, ramas, piedras y
arboles parecían interponerse a cada paso que daba, se detenía por momentos y
con ropa interior vendaba como podía las mortales heridas de su compañero para
que no se desangrara, lo tomaba nuevamente en sus brazos y reanudaba la carrera
contra la muerte, sabía que si llegaba a tiempo a la cueva de su antigua
protectora, tal vez ella podría salvarle la vida a su amigo y de paso ayudarlo
a él con sus heridas ya que por el éxtasis del momento no había reparado en que
también eran graves y necesitaban pronta atención, sus pies se hacían pesados,
su respiración agitada y su cabeza dando vueltas, tropezaba constantemente,
pero aún así no dejaba a su amigo tirado, lo miraba y le decía, No cierres los
ojos muchacho ya falta poco, ya estamos cerca, la mirada del can parecía cada
vez más una despedida que ninguno de los dos quería, habían sido muchos años de
aventuras juntos, desde cachorro cuando llego a sus manos una tarde que lo
encontró a la orilla de un rio solo, aullando y decidió adoptarlo, desde ese
día eran inseparables y no cabía en su mente un final tan trágico para esa
relación de amistad y cariño mutuo de tantos años, cada tanto elevaba la mirada
al cielo y pedía a los Dioses y al universo solo un poco más de fuerza para él
y su amigo, solo un poco más, eso era todo, solo un poco más de fuerza para
empezar el ascenso a la montaña que ya se veía a lo lejos entre los árboles....(Continuara.)
Diego A. Proscrito.
kentaurdosmedias@gmail.com